AGUA
Más de 2.000 millones de personas en el mundo no disponen de acceso al agua potable gestionada de forma segura.
En la actualidad, entre 2.000 y 3.000 millones de personas sufren escasez de agua durante al menos un mes al año, lo que supone graves riesgos para sus medios de subsistencia, en particular la seguridad alimentaria. Además, 1.400 millones de personas, entre ellas 450 millones de niños y niñas, viven en zonas de vulnerabilidad hídrica alta o extremadamente alta.
En muchas poblaciones, en específico de África, el derecho humano al agua ni se cumple ni se protege. 411 millones de personas en el continente aún carecen de un servicio básico de agua potable; y en numerosas ciudades y zonas urbanas, existen serias dificultades para garantizar el suministro de agua potable a la población.
El 90% de los desastres naturales están relacionados con el agua.
En las últimas décadas, el cambio climático ha provocado precipitaciones e inundaciones más intensas, sequías más frecuentes y graves, la aceleración del deshielo de los glaciares y el deterioro de la calidad del agua debido a las condiciones meteorológicas extremas. Se calcula que 1.500 millones de personas se han visto directamente afectadas por la sequía en lo que va de siglo, la mayoría en países empobrecidos de África.
El cambio climático está causando modificaciones en el régimen de lluvias, pero no es el único factor. La deforestación, el uso de agroquímicos, la agricultura intensiva, las malas prácticas agrícolas y la gestión deficitaria de los recursos hídricos juegan un papel importante. La consecuencia es que haya menos agua segura disponible y que, por tanto, aumenten las migraciones y los conflictos, y sea más difícil llevar a cabo buenas prácticas de saneamiento e higiene.
Más de 1.000 menores de 5 años mueren cada día por enfermedades relacionadas con servicios inadecuados de agua y saneamiento.
La vida de millones de niños y niñas en África se encuentran en una situación de alto riesgo debido a la combinación de tres amenazas relacionadas con el agua: servicios inadecuados de agua y saneamiento, enfermedades relacionadas con la precariedad de estos servicios y riesgos climáticos.
La falta de acceso al agua segura repercute negativamente en la salud, nutrición, educación y demás aspectos de la vida, en especial de los niños y las niñas. Es un derecho humano tan fundamental para su supervivencia como la alimentación y la atención médica. Además, cada día, millones de niños, en especial las niñas, se ven obligadas a elegir entre ir a la escuela o ir a buscar agua para sus familias. Se trata de una elección entre la educación y la salud; una elección que ningún niño o niña debería tener que hacer jamás.
En 61 países del mundo las mujeres son las encargadas de llevar el agua a 8 de cada 10 hogares.
Las mujeres y las niñas son más vulnerables a los problemas relacionados con el agua. Sobre ellas recae la responsabilidad de la recolección del agua para las necesidades básicas del hogar, la cual puede ser una tarea lenta, peligrosa y físicamente exigente. En el 80% de los hogares que carecen de agua, la responsabilidad de acarrearla recae sobre las mujeres y las niñas.
En muchos casos, el tiempo y la energía dedicadas a la recolección de agua impide que puedan asistir a la escuela o generar ingresos realizando otros trabajos. Esta tarea afecta negativamente también a su salud ya que tienen que transportar cargas pesadas durante horas y limita su capacidad de manejar su menstruación de manera segura, enfrentando por tanto enfermedades infecciosas. Además, afrontan otros riesgos porque son vulnerables al acoso, a la violencia y a las lesiones cuando tienen que salir de casa para acarrear agua.
2.000 millones de personas en el mundo utilizan una fuente de agua para consumo humano contaminada con contenidos fecales.
El agua salubre y fácilmente accesible es importante para la salud pública, tanto si se utiliza para beber, para uso doméstico, para producir alimentos o para fines recreativos. Sin embargo, en muchos países las aguas residuales se vierten directamente al mar o a ríos sin tratamiento alguno. La contaminación microbiana del agua como resultado de la contaminación con heces supone un mayor riesgo en cuanto a salubridad y transmisión de enfermedades.
Se estima que 779 millones de personas en África carecen de servicios básicos de saneamiento. El agua segura y suficiente es clave en este contexto para prevenir no solo enfermedades diarreicas, sino también infecciones respiratorias agudas y numerosas enfermedades tropicales desatendidas que provocan miles de muertes de cada año. El acceso a agua gestionada de manera segura es solo posible para el 30% de la población subsahariana.
2.400 millones de personas sufrirán escasez de agua en 2050 en las zonas urbanas.
Se espera que las áreas urbanas absorban todo el crecimiento de la población mundial en las próximas décadas. Dos son los principales desafíos en materia de agua que afectan a la sostenibilidad de los asentamientos urbanos: la falta de acceso a agua saludable y a saneamiento, y el aumento de desastres relacionados con el agua como inundaciones y sequías.
Alrededor del 60% de las personas que residen en zonas urbanas en el continente africano viven en asentamientos informales, que suelen carecer de acceso a los servicios básicos, como el suministro eléctrico y los servicios de saneamiento y agua potable. Se prevé que más de 1.300 millones de personas en África vivirán en ciudades de aquí a 2050, y a medida que aumenta la población, la demanda de agua se incrementará.
El 10% del aumento de la migración mundial se debe a la falta de agua.
Algunas migraciones se producen cuando hay demasiada agua, como en el caso de la subida del nivel del mar, los tsunamis y las inundaciones, o cuando no hay suficiente agua. A medida que el cambio climático acelera la crisis mundial del agua, se intensifica el número de personas que se ven obligadas a migrar a otros territorios incrementando la demanda de agua en esos entornos.
17 países del mundo, los cuales cuentan con el 25% de la población mundial total, sufren estrés hídrico extremo. Los eventos recurrentes de sequía afectan los medios de vida de las poblaciones locales, particularmente en contextos rurales y agrícolas como es en África Subsahariana. Estos factores provocan movimientos migratorios cuando las familias buscan mejores opciones de supervivencia frente a la sequía.
En los últimos 40 años el uso del agua se ha incrementado a nivel mundial un 1% anual.
La agricultura representa el 70% de la extracción mundial de agua hoy día. Se calcula que, a causa del crecimiento demográfico, el desarrollo socioeconómico y los cambios en los patrones de consumo, la demanda de agua crecerá hasta un 30% para el 2050.
Gran parte de la demanda de agua vendrá de países donde el crecimiento poblacional será mayor, como es el caso de África, principalmente en regiones donde la población no tiene acceso al agua de manera sostenible ni a un saneamiento adecuado. La demanda de recursos como el agua, se incrementará debido a una mayor esperanza de vida, a la globalización del comercio y a la publicidad sugestiva que estimula el consumo.
Más de 2.000 millones de personas en el mundo dependen de las aguas subterráneas como su fuente primaria de agua.
Los acuíferos del subsuelo del continente africano albergan 100 veces más agua que la existente en la superficie. Sin embargo, la cantidad de agua subterránea extraída en ciertas regiones excede con frecuencia las tasas de recarga natural. En las tres últimas décadas, el agotamiento de las aguas subterráneas a nivel global ha variado entre 56 y 362 km3 por año.
Este recurso se ha convertido en un objetivo para las corporaciones e instituciones que buscan hacer negocio con su explotación, a expensas de las poblaciones locales, en muchos casos rurales y empobrecidas. Existe una industria que explota la necesidad existente de agua con fines lucrativos. La mayoría de las personas en el Cuerno de África dependen de agua privatizada que cada vez resulta más inaccesible para muchas familias dado su alto coste. A menudo, las poblaciones de los lugares donde el acceso al agua potable no está asegurado, tienen que pagar precios muy altos para adquirir agua: con su salud y con su fuerza de trabajo, siendo las mujeres y las niñas las más afectadas.